Incluso con el desempleo aumentando y la economía tardando mucho en recuperar su ritmo de crecimiento, un número considerable de profesionales abandonaron sus puestos de trabajo voluntariamente en los primeros ocho meses de este año, según datos del Ministerio de Trabajo.

Las solicitudes de renuncia tienden a variar en función de la apertura de vacantes formales. Con la crisis hubo una caída, pero ahora, cuando el mercado muestra una mejora –de enero a agosto se crearon 568 mil puestos de trabajo–, los despidos espontáneos han vuelto a aumentar.

Pero ¿qué lleva a un profesional a dimitir? ¿La decisión de dejar tu trabajo podría ser buena para tu carrera?

Según los expertos en carrera, los profesionales que se sienten estancados en sus puestos de trabajo, que no ven reconocimiento por su trabajo ni perspectivas de ascenso o aumento salarial, deben empezar a pensar si es hora de cambiar de trabajo o buscar cualificaciones.

Para Renato Grinberg, especialista en gestión y liderazgo, los profesionales deberían dimitir si tienen claro que no tienen futuro en la empresa y ya tienen un nuevo proyecto que emprender, como otro trabajo, un nuevo emprendimiento o buscar cualificaciones, por ejemplo.

“Hay que pensar si siente que le gustaría estar en esa organización dentro de dos o tres años. Todas las empresas tienen pros y contras, así que hay que ver qué pesa más”, afirma.

La entrenadora ejecutiva Luciana Tegón considera que los profesionales no deben renunciar sin tener otra oportunidad. “A menos que estés experimentando un problema insoportable como bullying, ataques de pánico, que afecten tu salud física, mental y psicológica. Si es manejable, el mejor escenario es hacer esta transición estando empleado”, afirma.

Grinberg recomienda que, tras tomar la decisión de abandonar la empresa, el profesional informe inmediatamente al jefe, le explique los motivos y permanezca un tiempo prudencial hasta que se elija su sustituto.

Grinberg, Luciana y Sofía Esteves, presidenta del directorio de Grupo Cia de Talentos, muestran 10 factores que más motivan las renuncias.

  1. INSATISFACCIÓN CON EL SALARIO ACTUAL Y NUEVA PROPUESTA DE TRABAJO

Según Sofía Esteves, el dinero no lo es todo, pero sí es un buen estímulo a la hora de decidir si pasar al nuevo trabajo o quedarte donde estás. Si la propuesta de un nuevo trabajo incluye varios beneficios, es decir, si el paquete es mayor a las expectativas, además de la necesidad de que el profesional esté buscando nuevos horizontes y desafíos, esta es una buena razón para renunciar.

“Si recibieras una oferta atractiva, o un mejor puesto o un salario más alto. O un desafío mayor, una misión más atractiva, en una empresa más grande o más moderna. O si todavía hay posibilidad de operaciones internacionales, vale la pena cambiar”, agrega Luciana.

  1. FALTA DE RECONOCIMIENTO AL TRABAJO

“Todos necesitamos saber cuándo hacemos algo bueno en el trabajo. Ya sea un simple agradecimiento, una palabra de motivación. Puede que vengan de tu jefe o de tus compañeros, pero estas palabras son esenciales para mantenerte motivado en el trabajo y en tu carrera”, dice Sofía.

Según ella, es importante para el desarrollo de la empresa dejar claro cómo una determinada acción contribuyó al crecimiento de la organización. “Si el empleado hace lo mejor que puede, pero se da cuenta de que esto parece irrelevante a los ojos de sus superiores, puede empezar a preguntarse si realmente vale la pena seguir dedicándose tanto y, al final, dimitir”, afirma.

Para Grinberg, no se trata sólo de reconocimiento económico, “sino principalmente de sentir que tu trabajo es valorado”.

  1. FALTA DE OPORTUNIDAD/CRECIMIENTO DENTRO DE LA EMPRESA

Según Renato Grinberg, todos los profesionales quieren evolucionar en su carrera. Pero cuando no existe esa perspectiva, se hace difícil continuar en la empresa.

Sofía Esteves agrega que cada trabajo debe conducir a algo mejor, ya sea un ascenso, una oportunidad para asumir responsabilidades adicionales, aprender cosas nuevas, enfrentar nuevos desafíos. “Si una persona se dedica constantemente y aporta resultados a la empresa, obviamente espera tener la oportunidad de crecer y ascender de puesto. Cuando esto no sucede, la frustración es grande y llega al límite cuando concluyes que no habrá posibilidades de alcanzar una mejor posición”, afirma.

Por ello, es importante tener un plan de carrera claro y una política de promoción dentro de la organización. Según ella, los profesionales deben saber qué deben hacer para crecer profesionalmente y alcanzar el nuevo puesto deseado. De esta forma se evitan expectativas erróneas por parte de los empleados y se reduce la rotación en la empresa.

Luciana Tegon considera que el profesional que dice estar estancado y no ve a dónde más ir debe comprobar si tiene las calificaciones para asumir otro puesto en la misma empresa u otra. “A veces el encargado de allí habla tres idiomas y él no. Hay que evaluar si es capaz de tener el mismo nivel de cualificación que los demás empleados y si la empresa tiene una cultura de promoción de los empleados”, afirma.

Para ella, es importante buscar alternativas, cómo calificar e investigar los requisitos que piden las empresas, lo que será un termómetro para que el profesional sepa si está lo suficientemente calificado para el rol que quiere desempeñar, ya sea para un cambio laboral. o para un puesto mayor en la misma empresa.

  1. INSUFICIENCIA EN LOS VALORES Y LA CULTURA DE LA EMPRESA

Para Sofía Esteves, la falta de idoneidad dentro de la empresa genera malestar, incompatibilidad y, en consecuencia, renuncia, ya que el profesional no encaja con los valores de la empresa y es incapaz de adaptarse al entorno laboral.

Luciana Tegon pone como ejemplo a profesionales que no se sienten cómodos trabajando en empresas tabacaleras. “No hay salida, si no compartes los mismos ideales y te sientes fuera de lugar, tienes que irte”, afirma.

«Una persona que cree que no deberíamos comer animales tendrá pocas posibilidades de éxito en una empresa de proteína animal», añade Grinberg.

  1. MALESTAR CON LA DIRECCIÓN DE LA EMPRESA

Luciana Tegon explica que no gustar el tipo de gestión de la empresa es diferente a no gustar la forma en que lidera el gerente.

“Las crisis económicas hacen que la gestión parezca cruel, ya que hay despidos y recortes de prestaciones, pero las empresas lo hacen para sobrevivir en un escenario de crisis y adaptarse al mercado, y la gente confunde esto con una mala gestión”, explica. Luciana sugiere a los profesionales reflexionar sobre si otras empresas también están recortando gastos.

Otro aspecto es no sentirse cómodo con el superior inmediato. “Mucha gente renuncia a su jefe, no a la empresa. Si el directivo es alguien con quien la persona no se identifica, que no aporta al desarrollo del equipo, si no hay posibilidad de cambiar ese escenario, tiene que dimitir”, afirma.

Según el entrenador, los perfiles de jefes que más insatisfacción generan entre los empleados son los siguientes:

  • Centralizadores;
  • Delegan todo y luego culpan al equipo del error;
  • No tienen paciencia para explicar el trabajo;
  • Nunca reconocen el trabajo de los profesionales;
  • No desarrollan, estimulan ni involucran a los equipos.
  1. FALTA DE COMUNICACIÓN CON EL JEFE

Según Sofía, una comunicación más abierta y respetuosa puede ser lo que se necesita para evitar renunciar al trabajo. “El diálogo es siempre la mejor manera. Es necesario tener una conversación franca y sana con el líder, explicándole expectativas y necesidades y alineando nuevas acciones. Si no lo hay, ese es un motivo de peso para el despido”, afirma.

Renato Grinberg dice que el contacto diario con un jefe al que la persona no respeta o no siente conexión se vuelve inviable. “Hay una frase que dice que la gente entra a una empresa porque les gusta lo que representa la empresa y se van porque no les gusta lo que representa el jefe”, dice.

  1. NO ME GUSTA LO QUE HACES

Luciana dice que muchos profesionales renuncian porque ya no les gusta lo que hacen y quieren cambiar de carrera. Cita el caso de una profesional del campo de la psicología clínica, que tenía un gran interés en el campo artístico, y ahora está realizando un curso de diseño de interiores.

“Tienes que planificar la transición de tu carrera. Si eres más joven es más fácil mudarte porque no tienes tantos compromisos económicos. Si eres mayor y tienes familia, hijos y obligaciones, el movimiento se vuelve un poco más cólico. Hay que tener reservas económicas y hacer la transición trabajando en lo que no te gusta hasta calificar y empezar de nuevo en el otro rubro”, recomienda.

El entrenador pone como ejemplo a un profesional de más de 40 años que aún trabaja como coordinador de medios mientras estudia biomedicina.

  1. SIN OPORTUNIDAD DE APRENDIZAJE

Según Sofía Esteves, cuando los profesionales ven propósito y valor en el trabajo que realizan, quieren aprovechar esta oportunidad para desarrollarse personal y profesionalmente. Las empresas que entienden esto y ofrecen la oportunidad de desarrollar nuevas habilidades e incluso comportamientos ayudan a retener a los mejores empleados por más tiempo. Si no se invierte en cursos de formación, talleres, conferencias, los empleados seguramente se desmotivarán y buscarán nuevos puestos en el mercado.

  1. FALTA DE PROPÓSITO EN EL TRABAJO

Para Grinberg, de nada sirve tener un buen salario si al final del día la persona no ve un propósito mayor en su trabajo.

Sofía afirma que los jóvenes trabajan por objetivos, no por salarios. Trabajan con satisfacción y también exigen calidad de vida, además de tener una fuerte conciencia social. “Para estas personas recibir un buen salario y cumplir un rol a ciegas no suele funcionar ni a medio ni a largo plazo. Como resultado, pueden sentirse frustrados con su trabajo y renunciar”.

  1. FALTA DE CALIDAD DE VIDA

Luciana Tegon dice que los profesionales pesan mucho en su calidad de vida cuando deciden cambiar de trabajo. “El tráfico se ha convertido en algo que hay que evaluar. Dada la dificultad de desplazarse por los grandes centros, la distancia puede hacer imposible que algunas personas permanezcan en sus puestos de trabajo”, afirma.

Según ella, hasta tres horas diarias de viaje como máximo todavía son soportables, pero más allá de eso la gente ya no tiene tiempo libre para estar con la familia y realizar actividades de ocio, por ejemplo.

El entrenador afirma que trabajar desde casa o tener un horario flexible, como poder venir entre las 7 y las 10 de la mañana, pueden ser buenas opciones. Luciana afirma que las empresas se han preocupado más por fomentar hábitos saludables, con iniciativas como acuerdos con gimnasios y restaurantes naturales o la disponibilidad de espacios para que los empleados calienten y coman sus lunch boxes.

Fuente: G1